Del 27 de mayo al 11 de junio de esta gestión, se celebró la edición n° 110 de Conferencia Internacional del Trabajo, en el que participaron representantes de los gobiernos, trabajadores y los empleadores de los 187 Estados Miembros de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en el que debatieron los temas del mundo del trabajo, entre estos: la seguridad y la salud en el trabajo, el aprendizaje, así como la economía social y solidaria.
La Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS) participó como Organismo Internacional Observador de esta edición n° 110, espacio en el que se adoptó en sesión plenaria una importante decisión en relación con la seguridad y salud de los trabajadores, al elevar un entorno de trabajo seguro y saludable a la categoría de principio y derecho fundamental.
En la Conferencia, se reconoció el trabajo que viene desarrollando la OISS en los últimos años en esta materia, destacando el compromiso que los Gobiernos deben asumir en relación con las políticas de seguridad y salud en el trabajo, ya que nos encontramos frente a derechos fundamentales de las personas como la salud, el derecho a la vida y a la integridad física, como se ha recogido en sucesivas declaraciones de PREVENCIA, el Congreso de Prevención de Riesgos Laborales en Iberoamérica impulsado por nuestra Organización.
En esta misma línea se pronuncia la III Estrategia Iberoamericana de Seguridad y Salud en el Trabajo 2021-2025, que trata de reforzar los grandes retos y desafíos asumidos a nivel internacional en la lucha contra la siniestralidad laboral y las dramáticas consecuencias que este fenómeno conlleva. Un documento que se inspira en buena parte de los instrumentos internacionales citados, incluyendo también a la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y a su Objetivo número 8 relacionado con el Trabajo Decente.
La III Estrategia está compuesta por un total de 14 objetivos que se despliegan en alrededor de 100 metas que versan sobre los principales desafíos que hoy se presentan en esta materia en nuestra Región. Un despliegue ambicioso en el que nuevamente nuestra Organización tratará de ejercer un rol protagonista, impulsando buena parte de las Metas que se recogen en el documento.
En todo caso, como recoge el propio texto de la Estrategia en su mensaje institucional, creemos que el verdadero valor del documento “debemos buscarlo en su capacidad para situar en las agendas políticas medidas concretas de ejecución e instrumentos de aplicación efectiva que nos acerquen al nivel de garantía de los derechos innatos a la dignidad humana en el ámbito de las condiciones de trabajo y, por ende, en la seguridad y salud laborales”. Un valor que cobra mucho más significado y relevancia tras la decisión adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo.
Con la adopción de importantes logros, la seguridad y salud pasa a ser la quinta categoría de principios y derechos fundamentales del trabajo, que fueron adoptados en 1998 como parte de la Declaración de la OIT, en virtud de la cual los Estados miembros de la Organización se comprometían a respetar y promover todos estos principios, hubieran ratificado o no los convenios correspondientes.
Entre estos instrumentos están la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), donde se hace referencia a la vida, a la libertad y a la seguridad de las personas. Pero también otros como la Constitución de la OMS, que recoge que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano”, la Declaración de Seúl sobre Seguridad y Salud en el Trabajo (2008) o la Declaración de Estambul (2011), donde se recoge que “el derecho a un medio ambiente de trabajo seguro y saludable debe ser reconocido como un derecho humano fundamental”.
Del mismo modo se recogía en la Declaración del Centenario de la propia OIT que las condiciones de trabajo seguras y saludables eran fundamentales para el trabajo decente, reconociendo que la Seguridad y salud ofrece importantes beneficios humanos y económicos que van de la mano con un crecimiento económico inclusivo, lo cual subraya la dimensión humana de las políticas económicas y sociales.
Fuente: OISS