Históricamente, la vejez y el envejecimiento han sido construidos, por un lado, como una etapa estigmatizante y, por el otro, como un proceso cargado de pérdidas y características peyorativas. En este contexto cultural -con prejuicios y creencias definidas negativamente- el grupo de personas adultas mayores suele ser segregado por el simple hecho de serlo.
De esta manera, desde hace ya algunas décadas y con mayores fundamentos, la discriminación basada en la edad ha comenzado a ser reconocida como un problema que enfrentan los países, al tiempo que se constituye como un enorme desafío que requiere de la acción conjunta y urgente del grupo de actores sociales para su erradicación.
Hemos podido saber, que “un mundo sin edadismo aumentará el desarrollo económico, mejorará el conocimiento intergeneracional y creará sociedades más sanas y felices”, tal como lo ha establecido el informe de la Campaña Mundial contra el Edadismo, lanzada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2021.
Desde este marco, arribamos a la vigésima novena edición del Boletín del Programa Iberoamericano de Cooperación sobre la Situación de las Personas Mayores (PICSPAM) con una nueva propuesta temática para abordar: “El edadismo en la cotidianidad de las personas mayores”.
