En 2022, el sistema de riesgos del trabajo registró por primera vez un promedio de 10 millones personas trabajadoras, cifra que marca el máximo histórico de cobertura desde la creación del sistema. De los 10 millones, 9.839.088 cuentan con información de sexo, edad, condición migratoria y salario bruto.
Las mujeres representan el 42,4% de la población cubierta y sufren el 28,1% del total de los accidentes notificados. La desigual participación de mujeres y varones en el mercado laboral —su distribución y concentración en determinadas actividades económicas— puede ofrecer una clave para comprender este fenómeno.
Según la Organización Mundial de la Salud, el género es una construcción social que atribuye a las personas cualidades y habilidades diferentes según su sexo, y determina funciones y responsabilidades distintas para unos y otros: en la división del trabajo, en las responsabilidades familiares, en las oportunidades de educación, en el desarrollo profesional y laboral, por mencionar algunos aspectos.
En el mercado de trabajo, esto resulta en que mientras que los varones se concentran en sectores como la construcción, la minería, las manufacturas, el transporte y el agro —donde los riesgos de accidentes y exposición a tóxicos tienen más protagonismo—, las mujeres tienden a concentrarse en el sector servicios—fundamentalmente en sanidad y educación—, donde el trabajo en muchos casos representa una prolongación de las tareas asignadas tradicionalmente a estas: cuidado de personas, socialización de menores, confección de prendas de vestir, provisión de alimentos o tareas domésticas.
En este sentido, la Organización Internacional del Trabajo sostiene que atender a la cuestión de género en el análisis de la salud y la seguridad en el trabajo permite observar que las ocupaciones diferentes en las que se desempeñan, los roles socialmente asignados y las expectativas que caben sobre cada sexo, configuran distintos modelos de riesgos del trabajo. Incorporar este enfoque supone, por lo tanto, hacer foco en las condiciones de trabajo de cada uno que, consecuentemente, comportan desigualdades en la exposición a los riesgos laborales.
Este informe tiene por objetivo dar cuenta de aspectos sociodemográficos que caracterizan la población cubierta por el sistema de riesgos del trabajo argentino, configuran su exposición a riesgos laborales, y determinan la accidentabilidad laboral y la litigiosidad del sistema, aportando información que permita reflexionar sobre la situación de varones y mujeres en el mundo del trabajo, las diferentes condiciones laborales que caracterizan su presencia en él y cómo repercuten éstas en su salud.