Artículo de Opinión: Claudia Coenjaerts
A partir la creación de la OIT en 1919, se reconoció que la economía mundial necesitaba estándares claros para guiar el desarrollo económico, de tal modo que este pudiese ser sinónimo de justicia social, prosperidad y paz para todas las personas. Desde ese entonces, las normas internacionales del trabajo (NIT) han buscado fundar los anhelos, principios y derechos que eventualmente fueron proclamados en la Carta de las Naciones Unidas (1945) y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). Hoy en día, estas normas dan expresión a los derechos humanos en la esfera civil y política, así como en la económica y social.
Principalmente formadas por convenios y recomendaciones, las NIT son instrumentos jurídicos elaborados por los mandantes de la OIT (gobiernos, empleadores y trabajadores) con el objetivo de proveer una normativa global. El respeto de estas normas también contribuye a fomentar una cultura de diálogo social, promoviendo la justicia y el desarrollo económico.
Como parte del Sistema de las Naciones Unidas (SNU), la OIT colabora estratégicamente con otras agencias, fondos y programas, a través de iniciativas como el Llamado a la acción en favor de los derechos humanos del Secretario General de la ONU , con miras a promover las NIT como instrumentos claves de los principios de derechos humanos que constituyen la base del SNU y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
En el marco de esta colaboración por centrar los derechos laborales como derechos humanos en la agenda de desarrollo sostenible, es que en febrero de 2023, una Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la OIT y los presidentes de ocho órganos de tratados de derechos humanos de las Naciones Unidas, emitieron una declaración conjunta reafirmando la importancia de los derechos humanos universales y las NIT para afrontar las crisis y promover el desarrollo sostenible. Esta declaración reafirma la responsabilidad de ambos órganos de promover “el cumplimiento efectivo de los derechos humanos, incluidos los derechos laborales, especialmente para aquellos que corren el riesgo de quedarse atrás” y a redoblar sus esfuerzos en pro de la aplicación efectiva de sus recomendaciones.
Además de promover la ratificación de las NIT, la OIT trabaja arduamente para promover los alcances de la Declaración de la OIT de 1998 relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo (PDFT). Esta Declaración es la expresión máxima del compromiso de los mandantes de la OIT de respetar y defender los valores humanos fundamentales inherentes al mandato constitucional de la OIT: 1) la libertad de asociación, la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva; 2) la eliminación del trabajo forzoso; 3) la abolición del trabajo infantil; 4) la eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación; y 5) un entorno de trabajo seguro y saludable.
La región de América Latina y el Caribe aún enfrenta múltiples retos socioeconómicos, de cumplimiento de los PDFT, y de promoción de oportunidades para que las mujeres y los hombres en la región consigan un trabajo decente y productivo en las mismas condiciones. Por ello, la OIT viene implementando una serie de proyectos de cooperación para el desarrollo enfocados en eliminar y prevenir el trabajo infantil , el trabajo forzoso y la trata , promover los derechos humanos y laborales en el sector privado , incluir socioeconómicamente a las personas trabajadoras migrantes y refugiadas , entre otros.
Hoy más que nunca, las NIT y la Declaración sobre los PDFT, representan una fuente de cohesión social y estabilidad económica en momentos de grandes transiciones aceleradas, previniendo pérdidas de empleo, asegurando condiciones decentes de trabajo, y permitiendo aprovechar las oportunidades que pueden traer los cambios actuales en la vida de las personas trabajadoras.
Este Día Internacional de los Derechos Humanos, recordemos que la OIT ha sido precursora de los derechos humanos fundamentales, y que su mandato coloca en el centro del progreso económico y social, a la dignidad, el valor, la igualdad y la libertad de las personas.
Con ello, desde la OIT reafirmamos nuestro compromiso en favor de los derechos humanos, en miras a la adopción de un contrato social renovado que integre las voces de los gobiernos, organizaciones de empleadores y trabajadores junto con los demás actores sociales, con el fin de crear un entorno que propicie un desarrollo económico más equitativo e inclusivo para cumplir la promesa formulada en la Coalición Mundial por la Justicia Social de la OIT y en la Agenda 2030, de no dejar a nadie atrás.